La muralla de Vigo fue construida a mediados del siglo XVII para defender la ciudad de los ataques de los piratas y de la guerra con Portugal. El crecimiento urbano, cuya expansión comenzaba a trascender el perímetro amurallado, motivó su destrucción a finales del siglo XIX. La muralla, cuya manufactura, a tenor de las prospecciones realizadas, no era de gran calidad y fortaleza, aunque inspiraba confianza y cierta seguridad, tenía siete puertas que la conectaban con el exterior: Falperra, Ribeira (también conocida como Peixeira y Puerta de San Francisco), Puerta del Mar, Puerta da Laxe, Gamboa, Porta do Sol (también conocida como Puerta de Salgueiral y Puerta de los Tornos), y Puerta del Placer —-el Concello de Vigo ofrece una información pormenorizada: https://hoxe.vigo.org/movemonos/phistorico_derruba.php?lang=cas#/—.
Al final de la Rúa Laxe existe un pequeño tramo musealizado y protegido por una gruesa lámina de metacrilato -monumento que hoy en está en obra-, y las numerosas excavaciones que se llevan a cabo en determinadas zonas de la ciudad por necesidades constructivas se encuentran con restos de esta muralla.
Esta fotografía, tomada en la Porta do Sol, donde se están iniciando las obras para la construcción del túnel que permitirá peatonalizar la Porta do Sol, la Rúa Elduayen y el Paseo de Alfonso XII, sirve como ejemplo de unos descubrimientos que suelen estar previstos, pues el trazado de la histórica muralla es de sobra conocido. De cualquier modo, sería muy interesante que, en la medida de los posible, se recubrieran algunos tramos de la muralla con planchas transparentes que permitieran su observación.