Hay que desmentirlo: la Navidad no se inventó en Vigo, sino en la ciudad de Nicea, en Asia Menor, donde en un concilio en el año 325 se dio oficialidad a la fecha del 25 de diciembre. También hay que subrayar que la Navidad no siempre se celebró con luces. En Vigo, incluso hubo fiestas a oscuras, porque la lámpara led no fue creada hasta el año 1927 por el ingeniro ruso Oleg Lósev. Y el alumbrado eléctrico convencional ni siquiera llegó a las calles viguesas hasta el año 1896. Así que viajemos en el tiempo a unas navidades de las de antes, a la luz de las velas.
Los diarios recogen los mejores momentos de las fiestas de 1875, hace casi un siglo y medio, para demostrar que ya entonces los vigueses sabían divertirse. De hecho, aquel año, mientras en la Colegiata se convocaba a la tradicional misa del gallo, la sociedad El Recreo anunciaba en los periódicos sus “bailes de Can-Can” para todas las noches de aquella Navidad decimonónica. Aún faltaban catorce años para que se inaugurase en París el famoso cabaré Molin Rouge, pero en Vigo ya se enseñaba la pierna al ritmo de ‘Orfeo en los Infiernos’, de Offenbach.
Además, otras sociedades de la ciudad convocaban bailes para las fiestas navideñas. Tanto en el Casino como en La Tertulia hubo certámenes de máscaras, como si fuese Carnaval, en la noche del 23 de diciembre de 1875. Y el establecimiento más fino de la época, el Café Suizo, en la calle del Príncipe, programó un concierto con orquesta para aquella misma noche previa a la Nochebuena.
En todas estas ocasiones, el dinero recaudado se destinaba a sufragar las comidas y cenas en la Casa de la Caridad, en unos días en los que emergía con fuerza la solidaridad con los más desfavorecidos.
El ambiente festivo se mantiene incluso la misma noche del 24 de diciembre, cuando los vigueses, tras cenar en sus casas, acuden a recogerse a la iglesia. Así la recoge la crónica del periódico de aquel año 1875: “Tenemos el gusto de consignar que la Misa del Gallo fue solemne y notable, tanto por el orden y la devoción que guardaron los concurrentes como por la brillante orquesta que en ella tomó parte”, escribe el Faro de Vigo. “La Misa del Gallo estuvo este año muy concurrida y las calles de la ciudad, animadas en extremo. Abundaron las esmorgas y el buen humor entre los trasnochados rondadores, sin que se alterase el orden lo más mínimo”, añade el periódico, que anota que algunos vigueses también salen a la calle con ganas de fiesta.
Las celebraciones continúan al día siguiente, el 25 de diciembre, con el desfile de varias comparsas por las calles del centro de Vigo, y con un cuarteto de cuerda que interpreta diversos temas en la calle del Príncipe. No sonó –como en la actualidad- el Happy Christmas de John Lennon porque aún faltaban 65 años para el nacimiento del músico, en Liverpool en 1940. Pero la música siguió siendo protagonista de aquellas navidades del siglo XIX en Vigo, porque un gran evento se celebró el 26 de diciembre, en los salones de la Fonda Europa, donde se organizó un ‘certamen concierto’ con la intervención de las discípulas de la profesora de piano Joaquina Prieto de Dorda.
Entre las 8 y las 12 de la noche, desfilaron ante el teclado las aprendices viguesas, interpretando “algunos bailables que aprovecharon los concurrentes aficionados a Terpsícore…”, según relata el periodista en su crónica, presumiendo de paso de sus conocimientos de mitología griega… Entre las participantes, encontramos apellidos todavía hoy reconocibles en la ciudad como los de las señoritas Yáñez, Carreras, Olloqui, Rubín, Pérez de Castro, Blein, Coca y Gil. El momento álgido de la noche fue la interpretación de la obertura de Rigoletto, de Verdi, tocada a ocho manos y dos pianos por las señoritas Yáñez, Pérez de Castro, Gil y Carreras.
Así que, medio siglo antes de que el ruso Oleg Lósev inventase las luces led, Vigo ya tenía sus propias celebraciones de Navidad, con un intenso programa cultural, por cierto. Eran las fiestas de 1875, en un mundo a dos velas que sabía divertirse aunque todavía reinase la oscuridad…