El número de este portal nos trae el recuerdo de “la niña bonita”, el apodo popular que todavía recibe el número 15, un apodo que era muy utilizado en los juegos de mesa del siglo pasado, cuando la televisión comenzaba su andadura y todavía no había violada la intimidad de nuestras familias o, por lo menos, cuando la televisión sólo emitía por un canal y ni siquiera lo hacía durante veinticuatro horas seguidas. Quienes vivimos aquella época la recordamos en blanco y negro como esta puerta y su número 15, pero la pintura ha terminado agrietándose como si fueran las heridas producidas por el paso del tiempo, que consigue borrarlo casi todo.