Los emigrantes españoles en Francia que ya están jubilados reciben su pensión francesa luego de presentar la Fe de Vida, un documento oficial expedido por un funcionario ante el que la persona interesada solicita, presencialmente -porque no se puede delegarse la representación-, el certificando de que sigue vivo; en otras palabras, una certificación negativa de defunción indispensable para seguir cobrando la pensión.
Normalmente, son los ayuntamientos quienes se ocupan de expedir el certificado de Fe de Vida, y así ocurre en la inmensa mayoría de ellos. En la ciudad de Vigo, según nos informan en el Consulado Francés, Benestar Social viene realizando los trámites desde hace pocos meses, aunque no ofrece demasiadas facilidades porque son precisas hasta tres visitas para conseguir un documento de Fe de Vida que ya viene prácticamente cumplimentado.
Las dificultades vienen incrementadas por la media de edad de las personas afectadas que, como es evidente, es elevada, además de casos de alzheimer y de discapacidad motora, con los problemas que todo eso conlleva. Esas personas se han pasado su vida laboral en Francia, trayendo para España sus ahorros, y ahora se encuentran con unas dificultades impuestas por su país natal, el que recibió sus ahorros.
El Consulado Francés en la ciudad de Vigo, por su parte, aun cuando no es su obligación, atiende todas las solicitudes, aunque los trámites provocan incómodas esperas, tal como puede comprobarse en la fotografía. De cualquier modo, las personas interesadas prefieren acercarse al Consulado Francés porque con una sola visita ya consiguen el certificado. Todo este trámite se simplificaría si el Concello de Vigo pusiera interés en demostrar un poco de humanidad, algo que sólo es cuestión de buena voluntad.