La Panificadora, la histórica fábrica de pan ubicada entre las calles Falperra, Cachamuiña y Santiago, constituye el mayor exponente de la arquitectura industrial del siglo XX en la ciudad de Vigo. Sin embargo, la singular instalación industrial se está desmoronando sin que nadie le ponga remedio. La chimenea, por ejemplo, que está totalmente agrietada y sólo sirve de atalaya para el oteo y el descanso de las gaviotas. Cada vez tiene menos ladrillos y en cualquier momento puede derrumbarse. Lo mismo ocurre con las edificaciones del complejo, algunas de ellas muy afectadas por los incendios, con la techumbre destrozada, y todas ellas en un estado de abandono inexplicable.
El impulsor del proyecto de La Panificadora fue el industrial Antonio Valcarce García, que constituyó la Compañía Viguesa de Panificación SA (CVPSA) con varios empresarios, aunque pocos años más tarde, en 1926, queda como único accionista mayoritario. La fábrica fue un proyecto basado en la tecnología alemana desarrollada por el ingeniero Otto Werner, pero la obra lleva la firma del arquitecto vigués Manuel Gómez Román.
La Panificadora fue inaugurada en octubre de 1924 y en 1930 sufrió una primera ampliación, de la que forman parte los silos. Después de un período de esplendor, el desabastecimiento originado por la Guerra Civil española, el cambio de costumbres alimenticias y la regulación del comercio del pan, condicionaron diferentes enfoques de un negocio. De este modo, en el año 1962, se construyó una fábrica de piensos dentro de sus instalaciones y se habilitaron diversos bajos comerciales en la fachada con la calle Falperra, actualmente cerrados. Luego, diferentes vicisitudes abocaron la paralización de sus actividades y el cierre de sus instalaciones en el año 1981.
Desde el cierre de La Panificadora numerosos grupos ciudadanos han reivindicado su recuperación para uso ciudadano, considerando el conjunto de sus instalaciones como una parte histórica de la ciudad de Vigo que no debe perderse. Actualmente existen diversos proyectos para su aprovechamiento, sin embargo, hasta la fecha no se han iniciado los pasos necesarios para transformarlos en una realidad que sería muy aplaudida por toda la ciudadanía.