El sol acompaña las tardes de diciembre en la ciudad de Vigo y los amantes del mar aprovechan para pasear por la playa de Samil, junto a la orilla de un mar de furia contenida y de peligrosa resaca para el intrépido bañista, y que muestra una gran belleza, como se observa en la fotografía, con los mágicos colores de los breves atardeceres en los días más cortos del año, un atractivo natural que también debiéramos utilizar como recurso turístico.