El Clamor, periódico de A Coruña, arrecia en su campaña, apoyada por la prensa de aquella capital y la de Pontevedra, contra el proyectado ferrocarril de Vigo. En su artículo de fondo de este día dice: «Si Vigo llegase a tener ferrocarril, no lo tendrá el resto de Galicia sino por incidencia».
Esto, a cien años fecha, parece un chiste. Recordarán nuestros lectores aquel otro de un informe pericial, en cierta causa por asesinato, en que la víctima había sido herida de un balazo en la espalda, y el informante pretendía que el agresor le había atacado de frente. «¿Cómo es posible entonces -preguntó el fiscal- que la bala haya entrado por la espalda?». «¡Pues por parábola!», replicó impertérrito el perito.
Coruñeses y pontevedreses, por lo que se ve, temían que su ferrocarril, si Vigo se les ponía de frente, sólo pudiese llegar a ellos por parábola, y claro está, calculando así, ellos no participaban del optimismo simplista de aquel famoso perito en armas.
Perdonarán nuestros lectores el sesgo parabólico de esta crónica. De otro modo no podría ser. Tenemos a la vista aquel ejemplar de El Clamor, pero preferimos no pasar de la rotunda frase transcrita, porque los coruñeses, los pontevedreses, los lucenses y los ourensanos de hoy son todos amigos nuestros. No vamos a ser nosotros quienes hagamos el comentario. Va a ser un poeta, gallego integral, Curros, quien lo haga:
«Pues a pesar de las ventajas de esta vía férrea, a pesar de que los asociados ofrecían construir a ambos lados de ella un sistema combinado de ramales, como el de Ourense, que se extendería hasta los centros más considerables de producción, y una red telegráfica en toda la vía para el servicio oficial y público, a pesar de todo esto, los concesionarios, después de comenzados los trabajos, tuvieron que renunciar a su empresa».
«Sensible es decirlo, pero los obstáculos mayores para su realización no los encontró Chao en las esferas gubernamentales: los encontró en Galicia, en rivalidades, en triquiñuelas, en celos de localidad, nunca más activos ni temibles que cuando una población se distingue de algún modo, obtiene algún beneficio o conquista algún progreso».
6 de marzo de 1856. Xosé María Álvarez Blázquez. ‘La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo’ (Ediciones Monterrey, 1960).