Nadie ha vuelto a hablar del Dinoseto de Vigo desde que lo han desplazado desde la Porta do Sol hasta la Alameda (Praza de Compostela). Allí, tanto a él como a su cría, se les ve llenos de soledad, en contraste con el numerosos acompañamiento de nativos y foráneos que hacían largas colas para fotografiarse con lo que ya es un símbolo de la ciudad. Ahora, el photocall permanece a la espera, seguramente soñando con retornar para la plaza donde eran tratados con tanto cariño. Mientras tanto, siguen requiriendo cuidados y mimos por parte de los operarios de jardinería del Concello.