Sin embargo, a pesar de todo ello y de los avances en las tecnologías de la comunicación, y aunque resulte paradójico, también ha incrementado la soledad de los individuos y, en particular, la de las personas que viven independientes, ya sea por gusto propio o por necesidad, y que resultan ser víctimas de una sociedad aparentemente solidaria, pero cada vez más individualista y con mayores dificultades para que los más necesitados puedan sobrevivir. Así las cosas, los animales de compañía se han convertido en los aliados más solicitados para afrontar la dureza de esta experiencia que se percibe mucho más en las grandes ciudades. Pero los animales de compañía implican un coste de mantenimiento que tampoco puede asumir todo el mundo, principalmente la alimentación y los gastos de veterinario. Y quizá por eso hay quien se conforma con la silueta de un gato en la ventana, tal como puede observarse en esta fotografía.