La ventana de un artista es una fisura de la realidad cotidiana por donde se cuela la imaginación. En el caso de la fotografía, es evidente que el artista, cuya identidad desconocemos, se muestra interesado por la sensualidad y por los juegos eróticos. Y en todo el conjunto, la figura que está tras los cristales resulta muy curiosa, porque parece observar la realidad desde la perspectiva contraria: desde la dimensión de la imaginación, como si en el otro lado la creatividad consistiera en captar lo que nos rodea a nosotros, en capturar esas escenas que nos resultan tan cotidianas y triviales, quizá sea porque el arte también consiste en descubrir lo que pasa inadvertido.