El primer ascensor que se inauguró facilita la conexión entre la Rúa Menéndez Pelayo y la Avenida das Camelias. La opción alternativa es el aislamiento o la utilización de la empinada Rúa Chile, o, si se prefiere, el desplazamiento a cierta distancia para subir o bajar por la cuesta de la Rúa Doutor Marañón. Por esos motivos, ese ascensor, tan esperado durante varias décadas, ha sido un enorme acierto y se ha hecho imprescindible desde el principio de su funcionamiento. Y su utilización es tan intensa que a veces se estropea. Eso lo comprende cualquiera.
Pero lo que nadie comprende es que tarden tanto tiempo —-muchos días e incluso varias semanas—- en arreglar unas averías que en muchas ocasiones se ocultan bajo el eufemismo de tareas de mantenimiento. Los usuarios y vecinos pueden dar fe de las frecuentes averías que ahora comentamos. Alguien tendrá que responsabilizarse de ese trastorno y el Concello debiera tomar cartas en el asunto.