Durante años, el vecindario esperó pacientemente por la construcción de unas escaleras prometidas en su día por el Partido Popular. Incluso llegó a celebrarse la colocación de la primera piedra con presencia de gaiteiros, tal como consta en las hemerotecas.
Luego fueron pasando los años y las escaleras nunca llegaron a construirse y el terraplén se convirtió en un vertedero. Hoy, el ascensor es utilizado por cientos de personas que durante el día suben y bajan para pasear por el barrio o camino del supermercado, de los colegios, para aprovechar las lineas del autobús, o para visitar las cafeterías del entorno…
Todo el mundo reconoce el acierto y la utilidad del ascensor. Lo malo es cuando se estropea, porque no se repara inmediatamente y continúa averiado durante muchos días, con el correspondiente trastorno. La excusa es la demora en la llegada de las piezas de repuesto.
Pero nadie se conforma con esa disculpa y los usuarios coinciden en que la empresa encargada del mantenimiento debería tener varias piezas de repuesto, pues la avería, que seguramente es del mismo tipo, se repite periódicamente. Todo parece una burla a la ciudadanía de Vigo y a quienes la regentan. Ya va siendo hora de que el Concello de Vigo exija una pronta solución.