Las islas Cíes siempre se muestran recortándose en el horizonte con unas formas que estimulan la imaginación de quienes las contemplan, perfiladas en la distancia entre los colores grises y amarillos de los días tormentosos, mientras los amantes de los deportes náuticos, siempre intrépidos, surcan las mismas aguas que siguen inspirando a los poetas y que sirvieron —y siguen sirviendo— para refugio para navegantes.