«Londres,4 (Vía Vigo). Lord Frederick Cavendish, hermano del ministro Lord Hartington, ha sido nombrado ministro de Irlanda. La designación ha defraudado las esperanzas de los diputados irlandeses». (Jorge Lamas. La Voz de Galicia. 23.03.2011)
Este podía ser uno de los miles de cablegramas que se enviaban de una parte a otra del mundo a finales del siglo XIX. La compañía que permitía el envío era The Eastern Telegraph Company Ltd., que en Vigo se conocía como El Cable Inglés, empresa británica que a través del cable submarino comunicó el Reino Unido con sus colonias primero y después con todo el mundo.
En miles de cablegramas figuraban al comienzo del escrito las palabras «Vía Vigo», ya que las noticias de una buena parte del mundo pasaban por nuestra ciudad antes de llegar al Reino Unido. Y el responsable de esto fue John Pender un comerciante escocés que se hizo rico comerciando con algodón. Con ese capital compró en 1852 acciones de la empresa English & Irish Magnetic Telegraph Co. (A la derecha, calendario de El Cable Inglés en el que figura la leyenda «Vía Vigo»).
Entre otras iniciativas en su nuevo negocio estaba la de establecer la conexión por cable a través del Atlántico para comunicar Europa y América, concretamente el Reino Unido con Estados Unidos.
Después de más de un intento, John Pender a través de su compañía inglesa y el empresario estadounidense Cyrus Field con su correspondiente empresa americana, consiguieron el apoyo económico necesario para lograrlo. El 27 de julio de 1866 se cursaba el primer telegrama por cable quedando los dos continentes conectados.
(A la izquierda, bandera de The Eastern Telegraph Company Ltd.).
John Pender continuó en el negocio y decidió fundar en 1868 su propia compañía The Eastern Telegraph Co., Ltd. que fue absorbiendo otras compañías menores hasta lograr ser la empresa de telégrafo submarino más grande del mundo, manejando un capital de 15 millones de libras y gestionando 73.000 millas naúticas de cable.
El Cable Inglés llega a Vigo
La Eastern obtuvo la concesión del gobierno español para establecer una linea de cable entre Porthcurno, en la punta sudoccidental de Inglaterra en la región de Cornualles, y Vigo dentro de un proyecto para reforzar la linea Porthcurno-Lisboa-Gibraltar. La elección de Vigo se produjo gracias a la protección que proporcionaba un puerto totalmente abrigado que era el adecuado para los barcos cableros. La labor de tender el cable submarino fue llevada a cabo por el buque «Minia».
Academia de The Eastern Telegraph Company Ltd. en Porthcurno.
Como comenta Jose Ramón Cabanelas en su libro «Vía Vigo. El Cable Inglés. El Cable Alemán» sobre las empresas cablegráficas en Vigo, la compañía inglesa abrió sus oficinas en nuestra ciudad el 17 de mayo de 1873. Este hecho convertía a Vigo en la ciudad española mejor comunicada con el resto del mundo, convirtiéndola en la puerta de entrada de las telecomunicaciones españolas.
Desde Lisboa la línea continuaba hasta Brasil por el sur y hacia Asia penetrando por el Meditarráneo. Esta línea atravesaría el Canal de Suez y el Golfo Pérsico hasta llegar a Bombay en la India, colonia de vital importancia para la metrópoli británica. La línea continuaría hasta Australia y Nueva Zelanda.
Los primeros cablegramas tenían un coste de 40 reales por un escrito de 20 palabras y otros 20 reales por cada diez palabras o una fracción de éstas. Esta conexión por cable submarino no fue la primera que se hizo en Vigo, pues en 1863 ya se había conectado la ciudad con el lazareto de la isla de San Simón.
La primera sede de la compañía estuvo en el número 20 de la calle Real para trasladarse posteriormente a la calle del Príncipe y un tiempo después al edificio Bárcena, donde hoy se encuentra el Centro Sociocultural de Afundación.
Empleados de El Cable Inglés en 1913.
El primer representante de la empresa en Vigo fue el señor C. J. Murphy hasta 1881 en que fue trasladado a la localidad portuguesa de Caminha, siendo sustituido por John R. Rosse.
La hora del Cable
El reloj situado en la fachada de la sede de El Cable Inglés en la calle Velázquez Moreno nº 22, servía a los vigueses para poner sus relojes en hora. Para la compañía inglesa era fundamental tener la hora exacta en todas sus oficinas, por lo que cada minuto se recibía un cable con la hora exacta. De ahí que para los vigueses el reloj de la compañía inglesa fuera una referencia en cuanto a exactitud del tiempo horario y se pudiera oir la expresión “llevo la hora del Cable”.
Residencia en Vigo de The Eastern Telegraph Company Ltd.
Los ingleses y el deporte
Los propietarios ingleses de la compañía se preocupaban por sus empleados, que habian sido instruidos en su propia academia y querían que además de trabajar bien, dieran una buena imagen en aquellos países donde se asentaban para que fueran “el orgullo de la compañía”.
Por eso querían cubrir el tiempo libre de sus jóvenes empleados y una buena forma de ocuparlo era a través del deporte. Una actividad que en el siglo XIX en el Reino Unido ya estaba muy desarrollada y muy poco en España y menos en Galicia.
Así en su club social situado en los bajos del Hotel Moderno los empleados poseían salas de recreo con billares y mesas de ping-pong. En la falda del monte del Castro el personal de El Cable Inglés disfrutaba de una gran finca (Villa Felisa) con un magnífico edificio de piedra de dos plantas en estilo inglés, que ejercia de residencia y centro social. Próxima a la residencia, en la calle Taboada Leal, poseían dos pistas donde se podía jugar al “lawn tennis” o tenis sobre hierba.
Canchas de «lawn tennis» en Vigo.
En la residencia de la compañía podía leerse un periódico “The Vigo Vigilant” que se imprimía desde 1904. El periódico contenía noticias de Inglaterra y otras locales que estaban relacionadas con la empresa. Una buena parte del periódico se ocupaba de noticias deportivas.
Además de jugar al tenis, el personal de la Eastern practicaba el remo en la ría, el atletismo y constituían equipos de fútbol, hockey o rugby. El Exiles Cable F.C. era su equipo de football que jugaba encuentros con los equipos locales, el Vigo y el Fortuna.
El Exiles Cable F.C.
Se organizaban también partidos con las tripulaciónes de los buques ingleses de la armada que arribaban a nuestro puerto. Y solían jugar en un campo de unos terrenos ganados al mar (El Relleno) donde hoy se encuentra la Plaza de Compostela.
La primera referencia de un encuentro de “football” en nuestra ciudad data de febrero de 1903, disputado entre el los empleados de la empresa de Cable y la tripulación del barco llamado «Calliope» que se encontraba atracado en el puerto de Vigo.
Las costumbres
Según Blas Calzada en su blog «Crónicas de outro Vigo», el personal de la compañía británica tuvo una importante influencia en las costumbres de parte de la sociedad viguesa, ya que fueron los introductores de bebidas como el vino de Oporto o la cerveza, siendo ésta fabricada por el ciudadano inglés Mr. Hyde.
El proveedor del vino de Oporto fue un señor de origen portugués llamado Antonio Bandeira, que tenía un establecimiento abierto muy cerca del edificio Bárcena donde se encontraban las oficinas de El Cable Inglés. Antonio Bandeira construiría años más tarde un gran edificio como sede de sus bodegas en el barrio del Calvario, negocio que permaneceria abierto hasta los años 80 del siglo pasado. En el citado edificio se acaba de estrenar un gran centro comercial.
Publicidad en prensa de El Cable Inglés.
El Cable durante la guerra
Durante la Guerra Civil Vigo permaneció desde el comienzo de la misma en el bando “nacional” y Franco aprovechó esa coyuntura ya que ocupó las oficinas de la compañía inglesa para transmitir sus comunicaciones con el exterior, ya que era la única vía que tenía para no quedar aislado.
En enero de 1937 el gobierno del General Franco prohíbe a las compañías inglesa y alemana que sus oficinas permanezcan abiertas. La oficina viguesa también tuvo una importancia notable para que personas que habian quedado aisladas entre ambos bandos pudieran, a través de la Cruz Roja, ponerse en contacto.
En 1939 finaliza la Guerra Civil pero comienza la II Guerra Mundial. Todos los países intentar controlar el flujo de comunicaciones de las potencias enemigas, por lo cual el Reino Unido se ocupó de cortar el cable alemán y los teutones cortaron el cable inglés. Ambas oficinas en Vigo ya no podían transmitir información, quedando ésta para los poblados servicios secretos de ambos países. La compañía inglesa entonces reduce la dotación de personal en Vigo.
Mr. Mann (foto de la derecha) fue uno de los pocos empleados que dejó la compañía en Vigo mientras duró la contienda mundial. La oficina había sido cerrada pero él procuró obtener información para el S.I.S. (Secret Intelligence Service) el servico secreto británico que durante la guerra mundial mantuvo varios agentes en nuestra ciudad.
Fue un gran conocedor de nuestra tierra ya que gustaba, con su mochila al hombro, recorrer andando toda nuestra costa. Gracias a esta costumbre durante la guerra, Roderick Mann pudo enterarse del movimiento de buques y submarinos alemanes que atracaban en puertos gallegos. Al acabar la guerra fue condecorado por el rey Jorge VI con la Orden del Imperio Británico por su heroísmo en tiempos de guerra. Roderick Mann se casó en nuestra ciudad con Ana Valdés y se quedó a vivir en Bayona hasta su muerte en 1985.
En la primavera de 1949 fue reinagurada la oficina de El Cable Inglés, en este caso en el nuevo edificio de Correos y Telégrafos en la Plaza de Compostela.
R. Mann y sus trabajadores en la oficina de Vigo.
Testimonio de James Skinner
James G. Skinner es el último superviviente de los empleados ingleses que trabajaban en El Cable Inglés. Trabajó en las oficinas de Vigo hasta 1969 y lo cuenta de la siguiente manera: «Llegué en 1958 despues de completar la primera fase de mis estudios en la escuela de ingeniería que curiosamente también estaba en Porthcurno. La segunda fase después de estudiar y pasar más examenes técnicos era la vuelta a la escuela y convertirme en un oficial cualificado como ingeniero.
Hay que recordar que en esas fechas no existía universidad en el mundo que tuviera como asignatura especifica el conocimiento de la red técnica de cablegrafía mundial. Mi vida en Vigo era hacer guardias con otros técnicos británicos y trabajar como operador recibiendo cablegramas durante el turno de noche. Recuerdo que John Potter, el buceador de Rande llegaba a veces a enviar un cable. Generalmente iba acompañado por una “señorita de la noche”. Había que saber cobrar (igual que un estanco), escribir a máquina y cuidar que todos los instrumentos funcionaran correctamente.
Cuando se rompía un cable submarino teníamos que hacer guardia permanente con un instrumento especial esperando que el cablero consiguiera enganchar el cable averiado, conectarlo a los aparatos de a bordo y comenzar una serie de pruebas eléctricas con el técnico que estaba en la oficina. Después se marchaba y a las pocas horas o quizás un par de días reparaban el cable y a seguir trabajando.
Buque cablero en Vigo.
Aparte de las actividades de tierra los buques cableros hacían escala en Vigo periodicamente para dejar descansar al personal. Además de los oficiales ingleses la mayoría de trabajadores eran gallegos y venían de Chapela y Rande. Compartíamos edificio (en el nuevo edificio de Correos y Telégrafos) con nuestra oficina en el segundo piso con entrada por la puerta de Reconquista. Había clientes como las navieras, las conserveras, etc. Otros empleados eran ordenanzas, administrativos y un mecánico. El gerente era el famoso Mr. Mann, además de ser cónsul británico».
El final
Pero el mundo sigue avanzando y la invención del télex deja obsoletos los cablegramas. El 31 de diciembre de 1969 cierra definitivamente la oficina del El Cable Inglés en Vigo. A la media noche de aquel día el reloj que daba la hora a los vigueses se paró. Nunca más volvería a funcionar.
Antiguos silos del cable
Debemos precisar que en septiembre de 2014 se inauguraron unos jardines en la proximidad de la Estación Marítima de Vigo, en el lugar de los antiguos silos del cable. En dicha zona se incorporaron unos paneles informativos que hacen referencia a la empresa El Cable Inglés.
Se busca museo para el cable
José Ramón Cabanelas en su labor de investigación sobre El Cable Inglés y Alemán se ha hecho con distintos objetos y curiosidades de dichas empresas. El autor ha solicitado a las administraciones un lugar en Vigo donde se puedan exponer de manera permanente, para formar un pequeño museo sobre esta parte de nuestra historia.
Desde esta sección le agradecemos su labor y le deseamos que pronto lo consiga.
Fuente: 25 Empresas del Vigo de siempre. Ed. Cardeñoso.
Fotografías y vídeo: José Ramón Cabanelas.
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