En octubre de 1585 la escuadra de Sir Francis Drake había sufrido una grave derrota en la ría de Vigo. No era Drake hombre para resignarse fácilmente; con reconcentrado rencor, esperó mejor ocasión. Y ésta le llegó, tras sus fallidos intentos de apoderarse de Lisboa, para derrocar a Felipe II de la corona de Portugal e imponer al bastardo Prior de Ocrato. El lejano recuerdo y el malhumor reciente, se aunaron en un afán vengativo dentro de aquel alma “desalmada”- valga la antinomía- y en este día apareció el orgulloso Sir, con su imponente escuadra, en la ría de Vigo.
Desde Baiona habían pasado aviso urgente al Capitán General de Galicia, Marqués de Cerralbo, de la llegada de aquella fuerza enemiga el Gobernador de Monte Real y el Regidor de la villa, don Antonio de Puebla y don Juan de Ayala y Torquemada, comunicándole que veinte navíos se apostaban en las ensenadas de las Cíes, mientras otros ciento noventa y tres se adentraban en la bahía.
Al anochecer del jueves, 29 de junio, festividad de San Pedro, la flota inglesa, al mando del citado Drake y de Edward Norris, quedó fondeada en nuestra, en larga e impresionante línea de combate, desde Bouzas a Teis. Venía en ella el propio infante don Antonio, pretendiente a la corona de Portugal, acompañado de su hijo don Manuel.
Vigo contaba entonces con unas quinientas setenta casas y poco más de dos mil habitantes, sin una muralla, sin artillería ni apenas guarnición. El Marqués de Cerralbo, como se ha dicho en días anteriores, no había podido habilitar una mínima defensa de la villa. Los habitantes de Vigo, ante aquella ingente fuerza naval, se apresuraron a internarse en la comarca, llevándose consigo cuanto les fue posible.
Guardia en Santa Marta
Durante la noche, cargada de terribles presagios, el Regidor de la villa, Jácome de Figueroa, y algunos vecinos hicieron guardia en el convento de Santa Marta, temerosos de un desembarco nocturno, que no se produjo, mientras salían correos urgentes a Tui, Pontevedra y A Coruña.
Don Luis Sarmiento, señor de Salvatierra, tuvo también rápida noticia de la situación y se dispuso a preparar con toda celeridad una fuerza disciplinada, que, a marchas forzadas, acudió a la defensa de Vigo, mientras en la propia villa el Procurador general, el Regidor don Fernán Pereyra de Mosquera, Capitán puesto por el Gobernador del reino para su defensa, don Álvaro Pérez Méndez y otros hidalgos y militares, acaudillaban a un reducido contingente de hombres útiles, que apenas llegaban a ciento veinticinco. Según un historiador inglés, la fuerza invasora se componía de 7.000 hombres de desembarco. La venganza de Drake, como se ve , estaba bien asegurada.
29 de junio de 1589. Xosé María Álvarez Blázquez. «La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo» (Editorial Monterrey, 1960).