El cementerio civil de Pereiró es un tranquilo jardín donde abundan los epitafios en inglés y en alemán, donde las cruces son a veces sustituidas por figuras alegóricas y donde los gorriones trinan entre los árboles con el mismo ímpetu que en el camposanto convencional.
Vigo fue de las ciudades pioneras en España en disponer de un cementerio civil, donde se daba sepultura a fallecidos de otras religiones, a ateos y, en ocasiones, a suicidas a los que se negaba el entierro en sagrado. Por esta razón, desde que se inauguró en 1898, esta recoleta parte de Pereiró comenzó a recibir difuntos de diversos puntos de Galicia, que literalmente, y por los obstáculos de la Iglesia católica, no tenían donde caerse muertos.
Entre los sepulcros se puede seguir también la huella nazi durante la II Guerra Mundial en una Galicia que fue estratégica para los intereses de Hitler, como base de aprovisionamiento de los submarinos U-boot, por el complejo de antenas Elektra-Sonne de Cospeito, que ayudaba a la navegación de la Luftwaffe, por la red de espías desplegada especialmente en Vigo y, sobre todo, por la importancia estratética del wolframio, un mineral que se produce en Galicia y que era clave para la maquinaria bélica del III Reich, por ejemplo para el blindaje de los carros de combate Panzer y Tiger.
Colonia en Vigo
Por esta razón, había una destacada colonia alemana en Vigo al servicio del nazismo y sus tumbas pueden verse todavía hoy en Pereiró.
En Vigo, perduran testimonios de la era del wolfram. Bajo el puente de Rande, una vieja estructura de hormigón nos trae recuerdos de las actividades nazis en Vigo durante la II Guerra Mundial. Se trata del cargadero de Rande, vinculado al alemán Friedrich Wilhem Cloos, establecido en Monforte de Lemos para explotar las minas de hierro de Freixo, en Marcelle. Su empresa, abastecedora de Hitler, se llamaba Minerales de Hierro de Galicia, S.A.
El industrial alemán, a quien conocían como don Federico Guillermo, decidió exportar el mineral por mar y escogió el estrecho de Rande como el mejor punto en la línea férrea entre Ourense y Vigo. Así se levantó una base de hormigón, que aun hoy está en pie, y una larga estructura metálica, ya desaparecida.
Ideario nazi
Ya en el período de entreguerras comenzó la exportación. En 1926, el vapor Estoril hizo el primer cargamento. Se conserva en el archivo Pacheco una foto del embarque de estas primeras doscientas toneladas. Aunque llegado durante la República de Weymar, Don Federico Guillermo enseguida abrazó el ideario nazi, y agasajaba a sus amistades en toda Galicia con ejemplares en castellano de la obra germinal de Hitler: Mi lucha.
En Vigo, comenzaron a operar más tarde empresas del consorcio Sofindus (Sociedad Financiera e Industrial), un conglomerado de bancos, aseguradoras, minería y navieras, participado por capital nazi y con la principal misión en Galicia de controlar la extracción y transporte de volframio. Dos fueron las grandes empresas tapadera alemanas dedicadas al volframio, ambas domiciliadas en Vigo: Estudios y Explotaciones Mineras Santa Tecla, S.A., fundada con un capital de 12 millones de pesetas. Y Montes de Galicia, S.A., con yacimientos sobre todo en la provincia de Ourense: Vilanova, Casaio, Vilardecervos o Ribadavia …
Guerra económica
El profesor Abel Losada, además de concejal del Ayuntamiento de Vigo, ha sido como economista un gran estudioso de la trascendencia de estas actividades, y afirma en sus estudios que con el volframio se desató una “guerra económica”. Emplea así las propias palabras del entonces embajador de los EE.UU. en España durante la II Guerra Mundial.
En sus memorias, publicadas en 1946, Míster Hayes afirma: “No creo haber oído hablar del wolframio hasta que llegué la España. Pero de todas maneras, pronto supe qué era. Todos los de la embajada lo convertimos en un tópico de parloteo durante el día y más de uno de nosotros soñábamos con él durante la noche”. Hayes concluye que fue “la guerra económica en acción”.
Compras preventivas
Los aliados boicotearon el tráfico de volframio hacia Alemania haciendo “compras preventivas” para subir los precios. Antes de la guerra la tonelada de volframio costaba 20 dólares. Al comienzo de la contienda, en 1939, ya valía cinco veces más: 100 dólares. En 1943, subía de los 270 dólares, catorce veces más. La historia del cargadero de Rande termina con la propia guerra. En 1944, el Departamento de Estado de los EE.UU. incluye Minerales de Hierro de Galicia en su lista negra, como también a Otto Gerdtzen, propietario de la llamada Fábrica del Alemán, también en San Simón, donde hoy está el museo Meirande.
Apellidos incorporados a la sociedad viguesa
Pero hay muchas otras, algunas también en el cementerio general, porque los apellidos de esos nazis quedaron incorporados a la sociedad viguesa con entera normalidad. Podríamos enumerar varias familias cuyos antepasados tienen sus tumbas o nichos en Pereiró y que cuyos nombres aparecen reclamados por los aliados como agentes nazis al término de la contienda. Sólo uno de los que aparecen en estas “listas negras” de los Estados Unidos, Meino von Eitzen, fue detenido y pasó una temporada en el balneario de Caldas de Malavella hasta que fue finalmente liberado sin más contratiempos para reincorporarse a la sociedad viguesa. El resto no fueron molestados.
Don Federico Guillermo no fue detenido. Murió en el año 1949 en Monforte de Lemos y fue enterrado en Vigo, porque en su villa no había cementerio civil. Su tumba es una de las que puede verse en Pereiró.
Cónsul en Vigo
Y es que la colonia nazi en Vigo estaba totalmente normalizada en los años 30 del siglo XX. De hecho, existía una sección viguesa de las Juventudes Hitlerianas, fundada en el Colegio Alemán, por indicación del cónsul en Vigo, Richard Kindling, que era también el jefe del Partido Nacionalsocialista (NSDAP) junto al empresario Conrad Meyer. La de Kindling es otra de las tumbas que podemos ver en el cementerio civil de Pereiró.
Muchos de aquellos alemanes militaron con orgullo en el NSDAP e incluso hicieron activa propaganda, como era el caso de Friedrich Wilhelm Closs, propietario de minas de wolframio en Galicia y que repartía su residencia entre Vigo y Monforte de Lemos. Conocido aquí como “Don Federico Guillermo”, se dedicaba a regalar ejemplares de ‘Mein Kampf’ de Adolf Hitler en todo cuanto acto oficial tenía ocasión durante los años 30 del siglo XX en Galicia. Hoy, su tumba está junto a la del jefe del Partido Nazi en Galicia Richard Kindling. Merece un paseo descubrirlas en el cementerio civil de Pereiró y también curiosear en otros apellidos en el cementerio general que, aunque hoy superado, todavía nos remiten a un sombrío pasado…