En el entorno de la ciudad de Vigo aún existen numerosos lavaderos y el de la fotografía es una muestra de ellos. Este, en concreto, está situado en la playa de Ríos, en la llamada “Senda Azul: Senda Litoral e do Monte da Guía”, un paseo muy agradable e interesante, pero aún desconocido para la mayoría de la ciudadanía viguesa.
En la actualidad, los lavaderos no tienen mucho sentido porque las lavadoras han facilitado una dura, ingrata y nunca reconocida labor que corría a cargo de las mujeres. Lavaban en las orillas de los ríos con ayuda de las tablas de lavar, que ahora incluso son objetos de colección. Y también lo hacían en esas instalaciones de piedra o de cemento, similares a la que se muestra en la fotografía. Luego, las ropas blancas se ponían a blanquear al sol sobre la hierba o colgadas de unas cuerdas sujetas por unos palos.
El relato de cómo se lavaba la ropa parece sacado de una época muy lejana, sin embargo, las lavadoras no llegaron a las viviendas de las ciudades españolas hasta finales de los años cincuenta del pasado siglo XX. Se cargaban por la parte superior, con unas aletas horizontales que movía un motor situado en el fondo. Muchos modelos tenían adosado un sistema formado por dos rodillos que se movían con una manivela y que servían para escurrir la ropa una vez lavada. Aquello constituyó una auténtica revolución en los hogares, igual que las aspiradoras eléctricas.
Entre los lavaderos de la ciudad de Vigo podemos recordar, como ejemplos, el que existía en O Roupeiro, antes de que se urbanizara la actual Rúa Rosalía de Castro, y el que existía dentro de la finca Vista Alegra, en la Avenida García Barbón, ya desaparecidos igual que la mayoría. Sin embargo, todavía se conservan muchos de ellos, como el que aún existe en la Rúa Poboadores donde está la histórica fuente de A Barroca, además de algunos otros que se conservan en viviendas particulares y uno, en concreto, que existe en la carretera de Bouzas a Samil. Los lavaderos son piezas que debieran conservarse del mismo modo que los hórreos y otros elementos arquitectónicos, e incluso habría que promover alguna ruta por los lavaderos de Vigo.