Sin embargo, unas y otras constituyen un problema para la salud pública cuando su población supera ciertos límites. Y a ello contribuyen algunas personas que, confundiendo la ternura con el sentido común, las alimentan y favorecen su multiplicación. Quizá sean un extemismo las multas disuasorias, pero no estaría de más que se llevaran a cabo campañas informativas para evitar el crecimiento incontrolado de estas aves, mucho antes de que sea un problema de difícil solución.