Esta aldaba presenta lo que podríamos llamar la posición de descanso. Esté replegada mientras no se utilice para llamar a la puerta, golpeándola. Es propia de una época en la que no existían los timbres y mucho menos los porteros automáticos y los videoporteros. Pero, a pesar de su antigüedad, no deja de tener su encanto y su belleza. Esta fotografía está tomada hace muchos años en algún lugar de Galicia, quizá en la ciudad de Santiago de Compostela o de la ciudad de Vigo, lo cierto es que no lo recuerdo, sin embargo, sí recuerdo otras aldabas igual de bellas y singulares, algunas en la forma clásica de mano sujetando una bola, pero de enorme tamaño, que pueden encontrarse en Santiago de Compostela. También recuerdo un llamador muy curioso que existía en el portal de una casa que ahora está derruida, en el número 52 de la Rúa Pi y Margall, de Vigo. Esa aldaba desapareció de un día para otro. Tenía forma fálica y sabe Dios con qué fines se la llevaron.