Esto que se observa en la imagen es parte de lo que va quedando en pie de la fábrica de Álvarez, en el barrio de Cabral, en Vigo. El gigantesco terreno que ocupaba la factoría albergaba edificios de oficinas, la propia factoría y diversos almacenes. Incluso llegó a tener uno de los hornos más avanzados de Europa con el que producían una loza de gran prestigio. Sin embargo, por diferentes motivos, la fábrica cerró sus puertas hace varias décadas.
La imagen de lo que queda es quizá menos impactante desde esta ubicación que desde lo alto del Meixoeiro, en la distancia. Álvarez es ahora un auténtico cementerio industrial que está a la espera de que se tome la decisión de transformarla en algo útil, en algo rentable para sus dueños y en estético para el entorno, en algo que, de un modo u otro, beneficie a la ciudad y, en particular, al barrio de Cabral.