Y la imaginación nos conduce al famoso Titanic, en el que los botes salvavidas resultaron insuficientes y el desenlace resultó una tragedia de sobra conocida. Este bote, que seguramente nunca necesitó ser utilizado para un salvamento, ahora flota apacible y quizá abandonado sobre las aguas de un puerto pesquero, como si fuera una zona de descanso para las aves marinas y como una señal de atención para que nunca olvidemos que el mar puede darnos sorpresas desagradables.