Las grandes ciudades siempre son bulliciosas y en sus gentes se perciben las prisas, yendo de un lado para otro. A veces, se percibe el detestable sálvese quien pueda de quienes intentan abrirse un hueco laboral y social a cualquier precio. En medio de todo eso se esconden curiosos comportamientos humanos que quedan al descubierto como la punta de un iceberg que esconde casos peores de los que se ven.
Eso es lo que ha ocurrido, por ejemplo, en la Avenida das Camelias, de Vigo. Hace días que ha aparecido colgado de un árbol el saco que muestra la fotografía. Lleva un mensaje en el anverso y otro en el reverso, pero el texto, en su conjunto, no tiene pies ni cabeza y en vez de causar hilaridad provoca lástima. Pero lo que realmente consigue es llamar la atención de los viandantes. No sería extraño que esa misma táctica sea utilizada por algún publicista avispado. Con el tiempo lo veremos.