En la costa de Cangas, el faro de Borneira marca uno de los puntos más peligrosos de la ría de Vigo. Desde la baliza luminosa hasta las rocas de Punta Borneira y del cabo Balea, decenas de buques han naufragado a lo largo de los siglos. Esta acumulación de siniestros está ampliamente documentada, gracias a trabajos de investigadores como Francisco Díaz Guerrero o Miguel San Claudio, entre otros, en los últimos años. Algunos de aquellos siniestros se convirtieron en noticias que recorrieron los diarios de medio mundo y aún se conservan en la memoria popular.
«Le Herminie»
Uno de los más sonados se registra en el siglo XVII, cuando se hunde en Borneira la fragata de vela “Le Herminie”, un buque de guerra francés de 36 cañones. Poco después, en 1762 se aprueba una misión para rescatar las piezas de artillería del pecio. Sin embargo, en el año 2009 fueron encontrados en el fondo del mar 18 cañones que se supone que pertenecían a este barco. Posteriormente, en 2012, la Universidad de Vigo colaboró en una campaña para rastrear restos en esta zona con un potente sónar submarino, que localizó nuevos depósitos en el lecho marino.
«María Teresa» y «Valparaíso»
A finales del siglo XIX, se sucedieron los naufragios bien documentados. El 27 de octubre de 1880 embarranca por el temporal el bergantín goleta “María Teresa”, de 119 toneladas de registro. Llegaba con un cargamento de ron y harina desde Brasil a Lisboa y, tras encallar, al día siguiente la violencia del mar deshizo los restos del buque sobre las rocas.
Siete años más tarde, el 28 de febrero de 1887, naufraga en Borneira el vapor ‘Valparaíso’, que queda embarrancado. Pertenecía a la británica Pacific Steam Navigation Company y transportaba dinero, mercurio y mercancía general. La violencia de las olas provocó que se partiese en dos, impidiendo el salvamento de la nave. Aunque en principio sólo operaba en puertos americanos, en 1852 el ‘Valparaíso’ había ganado el contrato para el correo del gobierno británico en el área y en 1868 abrió una ruta desde Liverpool hasta el Callao, que tenía escala en Vigo.
Ruta hasta el Callao
El Valparaíso era un vapor-correo botado en 1873, con un registro bruto de más de 5.000 toneladas y una máquina que desarrollaba 700 caballos. Tras su escala en Vigo, su ruta debía continuar hacia Lisboa, Pernambuco, Río de Janeiro, Montevideo, Buenos Aires y el Pacífico, para concluir en el puerto peruano del Callao.
Encallado en las rocas
La colisión del buque contra las rocas de Punta Borneira sucedió a las 22:30 horas del 28 de febrero de 1887, cuando se dio el aviso del accidente, en el que se perdió el barco y su rico cargamento, pero se salvaron sus 118 pasajeros y sus 96 tripulantes. La noticia del naufragio corrió como la pólvora por los puertos de la ría.
El trasatlántico estaba encallado en las rocas y tenía importantes vías de agua. Enseguida zarparon pesqueros de Vigo y Cangas, que fueron rescatando a las personas atrapadas a bordo. De madrugada, se sumó al dispositivo de emergencia la fragata HMS Iron Duke, que pertenecía a la escuadra inglesa que se hallaba refugiada en Vigo esos días. El buque de guerra hizo uso de su potente foco eléctrico para facilitar los trabajos.
Confusión de la luz del faro
Según aparece en varios reportajes publicados posteriormente, el práctico que acompañaba al buque declaró más tarde que el accidente se debió a un error propio: confundió la luz del faro de Borneira con las luces de un buque británico, lo que resultó en el embarrancamiento. Sin embargo, las boyas que señalizaban la zona todavía no tenían luces en esa época.
Nueva señal luminosa
Fue en el siglo XX cuando llegó un gran avance a Punta Borneira con la instalación en 1908 de un faro con señal luminosa, que sustituyó a las boyas de colores, invisibles durante la noche, que hasta entonces señalaban esta peligrosa costa. Pero el flamante faro no pudo evitar, poco después de su inauguración, uno de los mayores desastres de este cabo, en la Nochebuena del año 1909.
Aquel 24 de diciembre, embarrancaba por el fuerte temporal el buque de línea ‘Southern Cross’, un vapor de acero que había sido botado en 1892 y que tranportaba mercancía general, incluyendo dos automóviles, desde el puerto de Amberes a Buenos Aires, vía Londres y la ría de Vigo.
Mal estado de la mar
Se dijo que, en medio de la noche, el capitán confundió una luz roja en Cangas con la del propio faro, lo que llevó al barco contra las rocas. Pero la realidad es que no estaba encendida aquella noche, porque el mal estado de la mar había impedido al farero acceder hasta la torre para prender la luz.
La carga de aquel buque fue parcialmente recuperada y también pudo desguazarse en parte. También es sabido que los vecinos rescataron en las playas muchos enseres del cargamento del buque británico, que todavía hoy se conservan en algunas casas de la villa.
En la lista de víctimas de Punta Borneira todavía pueden anotarse algunos otros buques en el siglo XX como el pesquero ‘Jesusa’, que naufragó en octubre de 1924, tras salir del puerto de Berbés a faenar y colisionar con otro barco, el ‘Pepita’, también dedicado a la pesca en la ría viguesa.
Memoria de la ría de Vigo
Los naufragios de Punta Borneira han dejado su rastro tanto en el fondo del mar como en las hemerotecas de los diarios. También quedan en el registro arqueológico y, sobre todo, muchos de ellos permanecen en la propia memoria de la ría de Vigo.
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