La línea 1 del metro de Madrid debería ser la más larga del mundo, porque tiene una parada situada a 587 kilómetros, que es la distancia entre la Puerta del Sol y el centro de O Porriño. Porque aquí se erige, desde 1970, el templete de la Red de San Luis que daba acceso a la estación de la Gran Vía madrileña. Retirado cuando se modernizó aquella línea, terminó en la villa natal de su autor, el arquitecto Antonio Palacios. Pero, casi medio siglo más tarde, la capital de España va a recuperar esta obra, aunque será en forma de réplica. Las obras comenzaron esta misma semana.
La idea de recuperar el templete surgió con los trabajos para reformar el vestíbulo de Gran Vía para unirlo con la red de Cercanías de Sol. Sin embargo, en las obras aparecieron restos de la antigua estación, que están bajo protección cultural, lo que retrasó las obras. Pero la réplica del templete de Palacios ya está en construcción, licitada por 276.000 euros. Bajo sus sillares de piedra, habrá un ascensor que, a diferencia del original, con capacidad para 9 pasajeros, podrá transportar a 16 personas. Y también cambiará el precio: ahora será gratis y en 1919 costaba cinco céntimos, lo que se conocía como una ‘perra chica’ y que permitía ahorrarse un buen número de peldaños de la escalera de caracol que llevaba a las vías.
El templete de la Gran Vía fue encargado a Palacios cuando el arquitecto porriñés era ya una celebridad en Madrid, después de triunfar con su Palacio de las Comunicaciones, en la glorieta de Cibeles. Se pretendía ornar la primera línea de metro de la capital, la Norte-Sur, que partía de Cuatro Caminos para discurrir luego bajo las calles de Santa Engracia, Luchana, Fuencarral y Montera, hasta la Puerta del Sol.
En Gran Vía, en la pequeña plaza que forma la Red de San Luis, el metro circulaba a gran profundidad, por lo que hubo que instalar un ascensor. Y, en superficie, Antonio Palacios Ramilo diseñó este elegante templete, que estaba cubierto por una marquesina de hierro y cristal. El acceso consistía en un pozo vertical con una escalera de caracol que rodeaba al ascensor.
Durante medio siglo, el templete estuvo en su sitio, pero fue desmantelado en 1970 cuando se inauguraron los pasos subterráneos de la nueva línea 5. Y la Compañía del Metropolitano de Madrid decidió cederlo al ayuntamiento de O Porriño, gracias a la insistencia del entonces alcalde, Gonzalo Ordóñez Pérez, que consiguió que un empresario local financiase el transporte de las piedras hasta las orillas del río Louro.
El templete fue instalado en el Parque Infantil de Domingo Bueno y allí continúa, no sabemos si echando de menos el bullicio de la Gran Vía madrileña. Sin embargo, en los últimos años la Comunidad de Madrid ha pedido en varias ocasiones el retorno de la obra, algo a lo que el Concello do Porriño siempre se ha negado. Las gestiones más intensas se registraron en los años noventa, coincidiendo con las obras de saneamiento de la Gran Vía, pero resultaron infructuosas.
Finalmente, Madrid contará con su réplica en piedra, no sabemos si en cantería de O Porriño. Estaba previsto que el nuevo templete se inaugurase en 2019, coincidiendo con el centenario del metro madrileño. Pero sucesivos retrasos han pospuesto las obras hasta esta misma semana. Se espera que la réplica pueda inaugurarse el próximo año.
Por lo tanto, Antonio Palacios tendrá una obra duplicada y el Metro de Madrid, dos estaciones iguales a casi seiscientos kilómetros de distancia. Así que no te quedes dormido en la línea 1: podrías despertar en O Porriño. Quizá para degustar algo tan madrileño como una buena tapa de callos…
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