La ciudad de Vigo se ha ido llegando de murales en los últimos años. Tantos, que podría decirse que casi no quedan huecos para más obras artísticas. La mayoría representan mujeres, en una clara acción reivindicativa feminista. Una gran parte de los murales tienen una enorme calidad, como el conjunto de la Praza das Apertas, de Antón Pulido, y este que muestra la fotografía tomada en la Rúa Blein Budiño, de Nelson Villalobos, y el del homenaje a la intelectual María do Carme Kruckenberg, realizado por Marcos Puhinger, la lista sería extensa.
Aunque alguno de todo el conjunto de la ciudad bien merecería ser borrado y nadie se explica cómo se ha permitido realizarlo. Sea como fuere, todas esas obras están expuestas a las inclemencias climatológicas y al vandalismo urbano, y requieren un mantenimiento periódico. No basta con haber propiciado la realización de esas obras artísticas, si se pretende que perduren es preciso establecer un plan de mantenimiento periódico y evitar su deterioro.