Hace un poco más de medio siglo, en la entrada de las iglesias existía un tablón de anuncios muy similar al que se observa en la fotografía, pero cerrado con unas puertas de cristal. En ese tablón se incluía una de las cosas que despertaban más interés de los fieles y que hoy resultan curiosas e increíbles. Cada semana se colgaba la clasificación eclesiástica de las películas que se proyectaban en los cines.
La clasificación eclesiástica iba desde “Apta para todos los públicos”, pasando por las opciones intermedias, hasta “Para mayores” y algo mucho peor: “4 R – Mayores con reparos”. Es fácil interpretar que esta última, la de nivel más elevado, constituía lo equivalente a un pecado mortal. Ahora, al cabo de los años, algunas de esas películas provocan hilaridad y ni siquiera las proyecta la televisión en horario infantil. Entre esas películas estaban ‘Gilda’ y ‘Siete novias para siete hermanos’. El tiempo siempre se encarga de ir cambiando los criterios.