En la avenida de Madrid se levanta desde hace medio siglo uno de los edificios más originales de Vigo, una auténtica obra de arte del arquitecto Xosé Bar Boo. Se trata del Policlínico Cíes, un edificio diseñado sin esquinas, con su forma cilíndrica y su colosal escalera helicoidal interior.
El centro surge de la iniciativa de varios médicos vigueses como el traumatólogo Recaredo Álvarez, el anestesiólogo Antonio Pazos Álvarez y otros doctores como Óscar López-Fernández Boado, Óscar Vaquero o Manuel Touriño, que decidieron montar una clínica privada especializada en cirugías. Y este grupo de fundadores tuvo la audacia de encargar el proyecto a un arquitecto genial: Xosé Bar Bóo (Vigo, 1922/Santiago, 1994), quien ya había deslumbrado con su edificio Plastibar, en la calle Marqués de Valladares, hoy sede del Colexio de Arquitectos de Galicia, así como con la iglesia de Nosa Señora das Neves, en Teis o las plazas de abastos de Gondomar y O Porriño. También fue autor de obras controvertidas, como la torre de viviendas de Toralla.
El propio Bar Boo describía así su obra, en la que busca la ‘forma cilíndrica’, según afirma él mismo en un libro editado por el Colexio de Arquitectos: “El uso racional de las formas concéntricas facilita extraordinariamente las comunicaciones, tanto horizontales como verticales… se sustituyen los largos y poco agradables corredores propios de estos establecimientos sanitarios por amplios vestíbulos de menor superficie y favorable uso”.
Bar reconoce que su propuesta era muy audaz y, por momentos, le dio miedo: “Sus largas superficies curvas me hicieron temer hundimientos”, afirmaba, añadiendo que una posible deficiencia “en la puesta en obra de los hormigones también me inquietaba”.
«Sencillez y sinceridad»
“Asombra la sencillez y sinceridad con la que el autor describe su obra y su actitud personal al afrontarla”, afirma el médico Mauricio Iribarren en una monografía sobre el edificio publicada por el Instituto de Estudios Vigueses.
Si el exterior asombra por su forma cilíndrica y la combinación plástica en la que conviven hormigón y piedra, en el interior resulta espectacular la escalera helicoidal central, una médula espinal del edificio de la que parten todas las estancias, desde habitaciones a quirófanos y despachos, distribuidos en una larga circunferencia que se prolonga a lo largo de ocho plantas y que siempre permite la visión al exterior.
Cúpulas de observación
Sobre los quirófanos, Xosé Bar diseño unas cúpulas de observación, un recurso muy utilizado en otros tiempos, a veces para que los estudiantes de medicina pudiesen aprender cirugía en vivo.
El Policlínico Cíes fue inaugurado el 1 de mayo de 1971, según afirma el cirujano Maurizo Iribarren, aunque la mayoría de las fuentes actuales adelantan su apertura a 1967 o la retrasan a 1973. Según Iribarren, el día 7 de mayo de 1971 era operada la primera paciente, una señora de Ponteareas sometida a una cirugía de varices, siendo el cirujano el doctor Boado y el anestesista, el doctor Antonio Pazos. En 1973, el policlínico es adquirido por el Estado, pasando a depender primero del Instituto Nacional de la Salud (Insalud) y más tarde del Servicio Galego de Saúde (Sergas). En el año 2015, el Policlínico Cíes fue cerrado al público y se espera su próxima reapertura para acoger, como en sus orígenes, un centro sanitario privado.
Torre poligonal
A lo largo de los años, el edificio vivió varias reformas interiores. Pero la más radical fue la construcción en el año 2000 de una torre poligonal adosada al cilindro original, que ha sido ampliamente criticada porque podría desmerecer la idea original de Bar Boo.
Así que, en la avenida de Madrid, sin que apenas la ciudadanía le dé ningún aprecio, se levanta una de las joyas de la arquitectura viguesa. Es el Policlínico Cíes, el edificio sin esquinas, otra genialidad del inolvidable Xosé Bar Boo.
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