“La escena parecía rescatada de una película de Polanski”, comenzaba la crónica de los periodistas José Rey y Paulino García en El Pueblo Gallego del 10 de abril de 1973. La fachada con 365 ventanas “era una gigantesca antorcha, en forma de castillo, de la que se iban desprendiendo en mil formas trozos de mobiliario”, continuaba el texto: “al fantasma parecían salirle de los incontables agujeros de su cuerpo lenguas candentes que le devoraban las entrañas”.
Porque el incendio del Gran Hotel de Mondariz inspiró encendidos textos y conmocionó a la sociedad de hace medio siglo, que asistía al final de un balneario que había sido un símbolo europeo. Aunque hoy ha sido recuperado y vuelve a ser un emblema, aquella tarde de primavera de hace 50 años parecía el final de una historia devorada por las llamas.
“Del Gran Hotel de Mondariz Balneario sólo quedan cuatro libros de firmas”, titulaba a toda plana el Faro de Vigo del martes 10 de abril de 1973, añadiendo en el subtítulo: “Diez minutos de fuego devorador consumieron 3.000 metros cuadrados de obra”. El fuego fue atribuido a un cortocircuito y los daños se calculaban en trescientos millones de pesetas.
El incendio comenzó a las 13.15 horas en el ala izquierda del tejado y, en sólo diez minutos, las llamas arrasaban todo el edificio. Los vecinos intentaron entrar a sofocar las llamas “sin escatimar medios ni energías, mientras se repetían escenas de auténtico dolor por lo que la pérdida representaba”. Desgraciadamente, el agua había sido cortada por unas obras que se estaban realizando, con lo que no funcionaron las mangueras de extinción que intentaron utilizar los voluntarios para sofocar el fuego. Los bomberos de Vigo se apresuraron en llegar, tras recibir una llamada de auxilio a las 13.25. Tardaron poco más de media hora en llegar, con lo que a las 14.05 estaban frente al hotel, donde se desplazó también un camión cisterna del servicio forestal del Icona. Pero ya era demasiado tarde…
La destrucción fue total. Se calculaba que cada habitación estaba valorada en un millón de pesetas y el hotel tenía más de 200. Ardió sin remedio el gran salón comedor, así como la sala de conciertos. También se consumió por completo la llamada Sala Regia, en la que se habían alojado las más altas personalidades en los tiempos de gloria del hotel y balneario.
Dos meses antes, el complejo hotelero había sido adquirido por un nuevo dueño y el verano anterior había sido visitado por el ministro de Información y Turismo, Sánchez Bella, antes de que comenzasen las obras de rehabilitación que pretendían actualizarlo y devolverlo al esplendor del pasado. “¿Podrá ser restaurado el Gran Hotel Balneario?”, se preguntaba la crónica de El Pueblo Gallego tras el incendio. La respuesta llegaría muchos años más tarde, en 2005, cuando una promotora gallega rehabilitó el edificio para construir 140 apartamentos de lujo. Además, también resurgió con fuerza el propio Balneario de Mondariz, galardonado en 2012 como “el mejor balneario de España” y hoy de nuevo un referente.
El Gran Hotel de Mondariz fue proyectado por el arquitecto Jenaro de la Fuente y su grandiosidad atrajo a grandes personalidades, como el millonario Rockefeller, el dictador Primo de Rivera, la Infanta Isabel de Borbón o el sultán Mulay Hafid. Inaugurado en 1898, tenía 250 habitaciones y contaba con una sala de fiestas y un comedor con una capacidad para 800 personas, decorado a todo lujo.
Su impulsor, el industrial Peinador Lines, empresario, filántropo y galleguista, llevó a Mondariz a su máxima prosperidad. Soñó una línea tranviaria que comunicase con Vigo. Incluso acuñó moneda propia, el “peinador”, que llegó a aceptarse en comercios de Galicia. También acogió a lo más granado de la alta sociedad de su época, al tiempo que financiaba reuniones de la Real Academia Galega o patrocinaba a destacados intelectuales, como Castelao, que es el autor del dibujo de la marca de aguas, con un hombre con chaqué abrazando una botella.
Escribió Emilia Pardo Bazán: “Si deseáis conocer, sorprender en su vida diaria a los escritores españoles de renombre, a los políticos de talla: á Mondariz. Por allí han desfilado en pocos años lo escogido de la inteligencia española. Sobre el surtidor de estos manantiales podría escribirse: Aquí se curan los estragos del pensamiento y los daños de la civilización”.
Pero, cumplido el ciclo de su pasado más glorioso, toda aquella pompa ardió como una pira hace ahora medio siglo, en 1973, cuando los diarios hacían la crónica de un incendio “propio de las películas de Polanski”.
Otros artículos de Eduardo Rolland:
Vigo en 1830, en la pionera descripción de Sebastián Miñano
Aquella última nevada en Vigo de 1987
Azaña, enamorado de Vigo: “Es novísimo, rico y a todo lujo”
Vigo, en las imágenes aéreas del Vuelo Americano de 1946 y 1956
1946: Cabalgata de Reyes para niños ‘con carné de pobre’
250 años del nacimiento de Cachamuíña
Cuando tocó la Lotería de Navidad en la Casa de la Collona
La Navidad de la gripe del 18 en Vigo
La importancia de apellidarse Vigo
El río Oitavén, verdugo de un escándalo en TVE
Vigo, en la Lucha contra el Enemigo Mundial
50 años del Citroën GS, un éxito también vigués
Siete historias clave de la fortaleza del Castro
Los cinco buques de guerra «HMS Vigo»
“Si las mujeres saben coser, ¡bien pueden aprender a conducir!”
Cuando Nostradamus ‘profetizó’ la batalla de Rande
130 años de la calle Elduayen, la primera Travesía de Vigo
Pases pro bus: 40 años de una revolución en Vigo
La ‘Captura de Vigo’: la olvidada invasión británica
La Toma de Vigo vista desde Inglaterra
Verdades y mentiras del «Polycommander»