Nos situamos allá por los años 50 y hablamos de las salas de baile que se acostumbraban, aún no era tiempo de discotecas con música enlatada sino de sones y cantos en vivo, con pequeños grupos instrumentales y vocalista amenizando las tardes de los jueves, día de las chachas y los lorchos o soldados de reemplazo, sábados, domingos y festivos. Estas sesiones bailables eran denominadas muy expresivamente «asalto baile».
El Metropol se encontraba situado en la actual calle Progreso y era de los más frecuentados, con sala cubierta y una distribución interior que incluía unos palcos de platea, que le daban señorío al ambiente. La madre coraje del Metropol, en palabras de mi amigo Carlos Meixide Cameselle, era Esperanza Lago Balbona, viuda de Cameselle, si bien públicamente aparecía Sito, hijo suyo. Esta misma familia era propietaria de Cristalería La Celta.
Pero el Metropol era más que una sala de baile. Ahí se disputaron en los años 50 veladas de boxeo de todos los niveles y pesos. A continuación algunos de los más destacados con sus respectivos nombres de cartel: «El Cubano», en pesos pesados; en pesos ligeros, «El Zurdo» y el catalán «Beltrán», título nacional; finalmente en peso pluma, «Ortega». Añadir que, en cuanto a veladas pugilísticas, Jardín Park y las Cabañas también las programaban.
Pero la campanada más sonada de la década en el Metropol, probablemente en el año 1953, fue la celebración del campeonato mundial de billar a la modalidad libre a 500 carambolas. En la gestación y gestión del desarrollo de este acontecimiento en Vigo tuvo arte y parte Luis Elvira Guzmán, hombre del mundo bancario y bien relacionado con el tejido asociativo del momento en nuestra ciudad. De esta competición salió victorioso el argentino Carrera, quien en una sola salida encadenó 500 carambolas.
La historia de la sala de baile Metropol llenó algunas de las páginas principales de la vida social en los 50 y 60, para ir decayendo en los setenta, con el relevo de las discotecas y la introducción de otros usos sociales en las relaciones de entretenimiento y seducción.
Para finalizar expresar mi gratitud a los hermanos Lalo y Carlos López Silveira que me aportaron datos oportunos en el apuntalamiento de la memoria de aquellos tiempos. Para próxima ocasión algunos pasos más de baile.