Las ciudades modernas tienen rincones curiosos que a veces escapan de la mirada de quienes van con prisa. Ahí tenemos, por ejemplo, esa pequeña esquina que mostramos en la fotografía y que parece un altar con un mono como estrella, como si fuera un dios pagano a quien es preciso adorar para conseguir unas buenas vibraciones urbanas.
El mono, con semblante agradable y paciente. parece estar esperando el cariño o siquiera la atención de alguna persona que transite por allí, pero todo el mundo que pasa por esa confluencia de la Rúa Romil y la Rúa Falperra camina despistado, con rapidez y embebido en sus cuitas.