El monumento, que representa el encuentro de una familia cuando el padre vuelve a la tierra natal, fue inaugurado en el año 1971 y su autor es Camilo Nogueira. La emigración era muy frecuente a mediados del siglo XX y es casi imposible encontrar una familia gallega en la que no exista alguna historia de emigración. La partida se hacía, mayoritariamente, desde el puerto de Vigo, donde también existen otras obras alegóricas. La Praza de América, dedicada al Nuevo Continente, que fue el punto de destino para la mayoría de los emigrantes gallegos, es un punto neurálgico de la ciudad viguesa y miles de personas la frecuentan diariamente en medio de un intenso tráfico rodado. Pero la mayoría de las personas que transitan la plaza nunca reparan en este monumento ni tampoco en el dibujo del continente americano que figura en las baldosas del suelo. Y esa historia de la emigración gallega no conviene olvidarla, porque sus protagonistas han enriquecido Galicia con su enorme sacrificio y su trabajo.