«Se reciben noticias de que el bergantín ‘Ramoncito’, de la matrícula de este puerto, que conducía petróleo, naufragó en el Canal de la Mancha, pereciendo toda la tripulación, compuesta en su totalidad de marineros vigueses. La ciudad, en especial los barrios del Berbés y Arenal, vive horas de dramática consternación.
La empresa Ferro-Carrilana hace público su proyecto de establecer una línea ultra-rápida entre Coruña y Vigo, en viaje diario, a base de un coche-vapor, igual al que acaba de ensayarse en Madrid y del que habla con asombro la Prensa nacional, pues los caballos de sangre son sustituidos por los que produce la expansión del gas acuoso. No obstante, la empresa tropezaba con la dificultad del pésimo estado de la carretera, por lo que propuso al Gobierno le autorizase a efectuar la preparación por su cuenta, cifrada en 62.000 duros, a cambio de otorgarle la concesión.
¿Se llevó a cabo el proyecto? Sospechamos que no, porque nada más hemos podido averiguar sobre el que hubiese sido el primer automóvil gallego de vapor. Quede, al menos, este dato para la historia».
28 de abril de 1877. Xosé María Álvarez Blázquez. ‘La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo’ (Ediciones Monterrey, 1960).