La importancia del coche histórico queda de manifiesto cuando en cualquier calle aparca un coche como el de la fotografía, un Citroën 2CV, que ni siquiera es tan antiguo, y la gente que pasa se detiene a observarlo con curiosidad. La ciudad de Vigo tendría que plantearse la instalación de un museo del automóvil. La fábrica de Citroën es un referente indispensable a tener en cuenta y un punto de partida para una exposición permanente de este tipo.
Sin ir más lejos, en la ciudad de Vigo existen varios coleccionistas privados de automóviles con los que podría negociarse para que prestaran sus colecciones, unas colecciones que incluyen coches de importancia histórica, llamativos utilitarios de época, y lujosos vehículos de marcas singulares. Ese museo, además, constituiría un poderoso llamativo turístico.