Nace en Cachamuíña (Ourense) don Bernardo González del Valle, que se haría célebre con el sobrenombre del lugar de su nacimiento, por la destacada actuación que tuvo a lo largo de la Guerra de la Independencia en Galicia, y de modo especial en la Reconquista de Vigo. Aunque no sabemos que don Bernardo haya utilizado personalmente su popular sobrenombre, parece que éste era grato en el ambiente familiar, pues poseemos cartas de un hermano suyo, que firma como “Luis González de Cachamuíña.
Ingresó en la carrera militar y alcanzó el empleo de subteniente de las Milicias Nacionales, con destino en el Regimiento de Orense, cuando contaba veinte años. Poco después actuó en los Pirineos, durante la guerra con Francia, siendo ascendido al grado de capitán de Granaderos.
Tras el levantamiento del pueblo madrileño, el 2 de mayo de 1808, fue nombrado por el Marqués de la Romana (jefe de las operaciones de Galicia) Comandante General del paisanaje, “por su notorio mérito y ardiente patriotismo”. Poseía Cachamuíña grandes dotes de mando y sentido de la organización, por lo cual en poco tiempo logró reunir bajo sus órdenes una fuerza numerosa, disciplinada y bien equipada, con la que combatió a los franceses en diversos puntos de la provincia de Orense, siempre con notable éxito. Después de perseguir al enemigo hasta Pontevedra, la Junta de Lobera le confirió la misión de acudir al ataque a la plaza sitiada de Vigo, a donde se encaminó, puesto de acuerdo con don Francisco Colombo y don Pablo Morillo. Todas aquellas fuerzas, y sus respectivos jefes, se juntaron en Santa Cristina de lavadores con las del abad de Valladares y el alcalde de fragoso. Los referidos caudillos otorgaron a don Pablo Morillo el empleo de coronel, concediéndole el mando superior del ejército apostado en torno a Vigo.
Cachamuíña, con un grupo escogido de los suyos y otras partidas de paisanos, recibió la misión de atacar la plaza por la puerta de la Gamboa, en la noche del 27 al 28 de marzo de 1809. Allí don Bernardo González demostró su intrepidez y arrojo, abalanzándose, hacha en mano, contra la referida puerta, según se dice tras el infructuoso ejemplo de un marinero del Berbés que pereció en la empresa. El propio Cachamuíña recibió entonces cuatro balazos en una pierna. De hecho existen testimonios fehacientes, en las declaraciones escritas de testigos principales de la contienda, que obran originales en el Archivo Municipal. En una exposición de don Bernardo González, eleva éste el número de heridas a siete. Lo evidente es que el ejemplo de aquel bravo militar sirvió para enardecer los ánimos de las tropas patriotas y contribuyó de modo casi decisivo a la reconquista de Vigo. El Marqués de la Romana le ascendió a coronel y le confirió el mando de la plaza. Cachamuíña estuvo postrado más de tres meses, a causa de aquellas heridas, pero desde el lecho trabajó incansable y atinadamente en la urgente tarea de coordinar los esfuerzos de la población civil y armada, así de Vigo como de la comarca. Con su presencia no se hubiese malogrado el primer intento de recuperar la ciudad de Túy, a raíz de la caída de Vigo. Las disposiciones que dictó revelan una clara inteligencia y una singular energía. En octubre de 1809 fue nombrado jefe de la Legión de Voluntarios del Rivero.
Pero su salud estaba quebrantada y su espíritu contristado por ciertos injustos ataques, que le acusan de nepotismo. Se retiró del servicio activo en 1811, ocupando más tarde algunas comisiones burocráticas. Parece ser que su hacienda sufrió grandes pérdidas, según manifiesta en una exposición al Rey, en un largo litigio que sostuvo con un deudo a causa de la sucesión de cierto mayorazgo. Incluso se refiere allí a las persecuciones y encarcelamientos, que suponemos sufriría en el trienio constitucional de 1820 a 1823. Falleció en su aldea natal el 6 de septiembre de 1848.
23 de marzo de 1771. Xosé María Álvarez Blázquez. «La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo» (Ediciones Monterrey, 1960).