«En Madrid, donde se halla convaleciendo de una dolencia que le retuvo mes y medio en “forzoso encierro”, firma don Eduardo Chao un interesantísimo estudio, titulado “Necesidades del porvenir de Vigo”. Le movieron a él “las noticias de la próxima terminación del ferrocarril, con tanta resignación esperada por el país”.
Empieza diciendo Chao que la nombradía y la importancia de Vigo se las debe nuestra ciudad al descubrimiento de América. De cara a aquel vasto continente, Chao proyecta la instalación en Vigo de grandes “docks”, con toda la gama de sus servicios anexos. Como necesidades supletorias, propugna la instalación de un semáforo y observatorio meteorológico. Deberá establecerse también un servicio telegráfico con Cangas, que sustituya con ventaja a la lancha correo, últimamente propuesta. “Vigo debe levar los límites de su jurisdicción municipal a la divisoria de aguas de Puxeiros y del Galiñeiro, cerrando por un lado en el estrecho de Rande, y más allá de Coruxo por el otro”. Piensa Chao que la población de Vigo necesita con apremio de “ese medio moderno del tranvía, que tan útiles resultados produce donde quiera que un movimiento considerable lo reclama”. Y estudia, en fin, la conveniencia de construir muelles para la flota pesquera, ganar terrenos al mar; creación de un Banco de Descuentos, Escuelas de Comercio y Náutica, de Artes y Oficios, etc. Un ambicioso programa, digno de aquel gran vigués adoptivo».
20 de marzo de 1881. Xosé María Álvarez Blázquez. «La Ciudad y los Días. Calendario Histórico de Vigo» (Ediciones Monterrey, 1960).