Sin embargo, detrás de esa imagen inocente y casi amigable se esconde un ave carroñera que en la actualidad ya no se conforma con los residuos, sino que llega a mostrarse agresiva y lucha sin miedo por hacerse con un bocado para llevarse al pico. El problema de su presencia se acrecienta con su proliferación, aparentemente sin control. Construye su nido en cualquier rincón, como puede verse en la fotografía tomada en la calle Pi y Margall, de Vigo, en el balcón de una casa medio derruida a la altura del número 80, frente a un colegio. Es evidente la necesidad de un control urgente y efectivo para mantener su población dentro de los límites que se establezcan como razonables.