Sin embargo, al observarla puede vincularse con el cadáver de uno de esos despreciables roedores. Se trata, en realidad, de una parte de la raíz de un árbol. Sobresale a la superficie y muestra una forma singular y equívoca. Pero las ratas, guste o no, coexisten con el ser humano en un número que es preciso controlar, de ahí las campañas de desratización en la superficie y, sobre todo, en el subsuelo. De cualquier modo, en esta ocasión podemos estar tranquilos; no se trata de una rata.