Estábamos acostumbrados a disfrutar del contacto social, de las cafeterías, de los restaurantes, y de todo lo que la vida nos ofrece cuando gozamos de libertad, sin embargo, de repente, nos hemos visto limitados por motivos de esta pandemia que no lleva trazas de esfumarse.
Ahora ya no podemos ir a ningún lado, a donde nos apetezca, únicamente a nuestras casas donde, además, debemos ser prudentes y evitar invitar a nadie que no sea habitual en nuestro entorno. No podemos besarnos, ni abrazarnos, ni siquiera algo tan simple, arraigado y básico en nuestra cultura, como darnos la mano. Cuando hablamos tenemos que hacerlo con una distancia prudente de por medio, y así las cosas, ahora sólo nos queda la calle para disfrutar, aunque no se sabe durante cuánto tiempo. En la fotografía, tomada en la céntrica y comercial Rúa do Príncipe, de Vigo, puede observarse un gentío ávido de salir de casa incluso con lluvia. Algo es algo.