El tramo de la Gran Vía que parte de su confluencia con la Rúa Urzáiz será uno de los primeros en instalarse. Esta obra completará otras actuaciones del Concello de Vigo dirigidas a romper las barreras arquitectónicas, igual que los ascensores de la Rúa Menéndez Pelayo, que comunica con la Avenida de las Camelias, y el recién instalado en la Rúa Pizarro. Pero estas modificaciones urbanas conllevan la necesidad de vencer otros ostáculos. Tal es el caso de la estatua de “Os Redeiros”, también conocida como “Os Forzudos” y que en realidad es “O monumento ao traballo». Es una magnífica obra realizada en bronce por el escultor ourensano Ramón Conde. Parece ser que la mencionada escultura interfiere el inicio de la rampa rodante proyectada para el primer tramo de la Gran Vía y que es preciso desplazarla a otro lugar. La controversia está servida. Sin embargo, el desarrollo de la ciudad, dentro de lo razonable, no debe paralizarse. Se nos ocurre que una ubicación alternativa y no menos interesante es el arranque de la misma Gran Vía desde la Plaza de América, donde la escultura cobraría incluso una dimensión mucho más amplia. Pero la decisión final está en el aire.