Al llegar estas fechas, aparecen de nuevo las castañeras y los castañeros con sus típicos y curiosos artilugios en forma de máquina de tren donde asan las castañas. Con las temperaturas otoñales el éxito está asegurado. Qué mejor que un cucurucho de papel de periódico lleno de castañas calientes para combatir el frío. Tan calientes que queman las manos.
En esta fotografía, tomada hace unos días, puede observarse al castañero de la Praza de España, de Vigo, atendiendo a unos clientes. Puede observarse, también, que tiene los cucuruchos preparados mientras las brasas, al rojo vivo, van asando las castañas, ese producto tan gallego que en otros tiempos en los que no se conocía la patata se utilizaba como guarnición.