El efecto es muy acusado en la ría de Vigo, donde los barcos del servicio de viajeros de la ría, las embarcaciones deportivas, los barcos de pesca, los buques de transporte de mercancías, e incluso los grandes trasatlánticos, forman un conjunto muy atractivo en los atardeceres tanto para los nativos como para los foráneos. En la fotografía se puede observar un barco que cruza la ría de Vigo en el atardecer de un otoño dorado, en las proximidades de una boya que se balancea al ritmo de las olas.