Pero cada vez hay más palomas y ya constituyen un problema. Conviene recordar que son unas aves que en su conjunto pueden resultar muy molestas por su característico ruido y suciedad. Algunas personas les echan maíz, pan, y otros alimentos. Curiosamente, las palomas recuerdan ese lugar y la hora de la comida y luego acuden allí en grandes grupos un día tras otro. Resulta muy vistoso. Pero, a la larga, todo eso también resulta muy molesto. Y lo que al principio era muy agradable se termina convirtiendo en una situación incontrolable. Las marquesinas, las cornisas y muchas ventanas, se llenan de palomas esperando a que llegue la hora de la comida, manchándolo todo, molestando con su arrullo… Porque todo es incómodo cuando roza el exceso.