La imagen parece sacada de una película de Alfred Hitchcock, pero es una realidad. Numerosas palomas descansan sobre este conjunto de cables tendidos entre dos edificios separados por un entrante. La imagen se repite a las mismas horas del día en muchas partes de la ciudad de Vigo. Esperan a que alguien les eche de comer o a que llegue la clientela de la terraza de una cafetería próxima, en este caso esperan el descuido para merodear por el suelo o incluso subirse a las sillas y a las mesas.
La acera está ostentosamente manchada en la misma linea bajo los cables y todo esto provoca una gran incomodidad. Pero lo peor de todo es la falta de higiene. Además de la enorme suciedad, de las plumas y de los plumones que vuelan sin control, las palomas también pueden transmitir importantes enfermedades como la salmonelosis, la clamidiosis, la neumonitis, la criptococosis, y la histoplasmosis. Son palabras que suenan muy raras, pero no son ninguna exageración. Alguna de esas enfermedades resulta bastante peligrosa.
Sin embargo, nadie pone remedio a la sobrepoblación y algunas personas, que mantienen una imagen idílica de las palomas y gaviotas —que aún son peores—, siguen dándoles de comer e incluso protegiéndolas.