Poco a poco, las costumbres anglosajonas y del norte de Europa fueron ganando protagonismo, con las ventajas de lo práctico frente a lo tradicional y lo clásico. Así fue como el personaje de Papá Noel fue metiéndose por todas las chimeneas españolas en la noche del veinticuatro de diciembre. El argumento a favor de Papá Noel era el mayor tiempo del que disponían los más pequeños de la casa para jugar y disfrutar con los regalos. Así fue como se perdió prácticamente una de las tradiciones españolas más arraigadas durante el franquismo.
En la actualidad se sigue celebrando la noche de Reyes, pero no con la misma intensidad porque la ciudadanía española se ha ido adaptando a los tiempos y ha ido moldeando sus gustos y costumbres. Para demostración de todo ello sirva este Papá Noel de la fotografía, tomada en la confluencia de la Rúa Regueiro con la Rúa de Álvaro Cunqueiro, en la ciudad de Vigo.