Las terrazas de los establecimientos de hostelería sufren constantes acosos de gaviotas que regularmente, y a determinadas horas que coinciden con las de mayor frecuencia de clientes, aguardan en sus proximidades para aprovechar el mínimo despiste y hacerse con el botín de cualquier cosa que llevarse al pico.
La situación llega a ser tan preocupante que incluso les da igual la presencia de seres humanos, ellas vuelan rasantes buscando un hueco por donde introducirse y llevarse la comida. Los clientes, normalmente aturdidos por la situación, no reaccionan y observan, atónitos, cómo las gaviotas les llevan la comida de los platos y también de las manos.
Por eso algunas personas han comenzado a tomar medidas. En la fotografía se puede observar un tejado recubierto de cables que impiden el vuelo de las gaviotas, evitando que se detengan en la cubierta, que hagan sus nidos, que la ensucien, y que la deterioren. Un problema de seguridad y salud pública que sólo se soluciona controlando las colonias de estas aves carroñeras.