El ingenio del ser humano no tiene límites, y el optimismo tampoco. Por lo que se observa en la fotografía, alguien ha pretendido ahorrar dinero en la compra de un búho, uno de esos muñecos que espantan a las palomas y gaviotas, cada vez más numerosas. Los hay de tamaño natural y algunos modelos incluyen movimiento, pero también los hay de peluche, como juguete de los más pequeños, y de otros materiales con formas rudimentarias, el caso es asustar al enemigo.
El muñeco que se ve en la fotografía está muy lejos de parecer un ave rapaz, incluso para las personas más profanas en la materia; las palomas y gaviotas, sin duda, no tragarán el engaño. Pero hemos observado que al cabo de los días el muñeco sigue ahí, colgado del soporte del aire acondicionado, pretendiendo asustar sin conseguirlo porque las palomas y las gaviotas siguen revoloteando en el entorno.