Nada de sistemas electrónicos ni de sofisticados sistemas mecánicos antirrobo: simplemente una gruesa barra de acero con un candado sobre el volante para impedir su giro. Se trata de uno de los sistemas tradicionales más eficaces y que provocan mayor disuasión entre los amigos de lo ajeno, e incluso es mucho más barato que cualquier otro, aunque lo cierto es que no resulta demasiado estético, pero la seguridad ante todo.