En algunas localizaciones de Vigo existen planos que pretenden facilitar la ubicación para las personas que visitan la ciudad. En la fotografía puede observarse uno de esos planos –de los pocos existentes–, ubicado en la Gran Vía. Sin embargo, no resulta nada fácil situarse en el plano, salvo para las personas nativas, que identifican, como es lógico, la posición correcta. En este sentido, también se echa de menos la instalación de algunas oficinas de Turismo del Concello en algunos puntos estratégicos de la ciudad, sobre todo en las zonas de entrada. Así las cosas, se concluye que los forasteros se mueven a ciegas o preguntando a cualquiera que se le ponga a tiro, haciendo honor al dicho popular “el que tiene boca va a Roma”. Pero las cosas no debieran funcionar de este modo en una ciudad que presume de modernismo, de calidad de vida, y de destino turístico.