Miles y miles de metros cuadrados albergan zonas deportivas y de paseo bajo frondosos árboles —muchos de ellos singulares—, parques infantiles con todo tipo de diversiones para los más pequeños, grandes estanques con patos y cisnes, un enorme auditorio natural al aire libre con gran capacidad de espectadores y una excelente sonoridad, y un “pazo” (palacio) museo con una gran zona ajardinada en su parte posterior, con influencias francesas e inglesas.
El museo alberga una importantísima colección pictórica además de numerosas piezas históricas y prehistóricas vinculadas con la propia ciudad de Vigo. Para completar la estampa, el río Lagares atraviesa el parque y los vigueses de antaño todavía recuerdan cuando se bañaban y pescaban en sus aguas transparentes. Lo que muchas personas desconocen es que tanto el “pazo” como el parque constituían una finca privada desde su construcción, en el siglo XVII, y que luego fue pasando por diversos propietarios: Lavandeira, Tavares, Montenegro y Valladares.
Sus últimos propietarios fueron doña María de los Milagros Elduayen, Marquesa de Valladares, y su marido, Fernando Quiñones de León, Marqués de Alcedo. Pero la VIII Marquesa de Valladares falleció muy joven —34 años— y la propiedad pasó a su hijo, IX Marqués de Valladares, que se casó con Mariana de Wythe. Luego el marqués falleció sin descendencia y la finca pasó a manos de su padre, Fernando Quiñones de León, que en el año 1924 la donó a la ciudad de Vigo con la condición de transformarla en parque público y en museo.