En otoño los colores lucen tanto o más agradables que en la primavera, quizá porque los vemos con otra mirada, con mayor experiencia y con mayor sensibilidad. Pero las hojas van cayéndose y quedando a merced del viento para dar paso a un nuevo ciclo de esa naturaleza de la que todos formamos parte. Y quizá después del invierno, cuando vuelva la primavera y todo florezca de nuevo, también renazca algo de nosotros en esas nuevas vidas, quizá siquiera un simple recuerdo de que algún día hemos estado aquí.